lunes, 22 de septiembre de 2014

El Hombre de la Cuarta Dimensión

Ebrio de poder


El Hombre de la Cuarta Dimensión es una película estadounidense de 1959 dirigida por Irvin Shortess Yeaworth, Jr. Esta producción en color de Jack H. Harris para Fairview Productions fue distribuida por Universal-International. El guión del propio Harris, junto a Theodore Simonson y Cy Chermak, trata sobre un científico que obtiene el poder de atravesar los objetos sólidos, capacidad que conlleva desafortunados efectos secundarios. Los principales actores son Robert Lansing, Lee Meriwether, James Congdon, Robert Strauss, Edgar Stehli y Patty Duke. En el film sobresale la estupenda banda sonora de jazz compuesta por Ralph Carmichael.

Póster de la película (foto: FilmAffinity)

La película — reestrenada con el título de Master of Terror y conocida también como The Evil Force (en el Reino Unido) u Orgía de Terror (en algunos países de habla hispana) — fue la segunda colaboración de Harris y Yeaworth tras La Masa Devoradora e inicialmente estaba planeado que repitiera Steve McQueen como protagonista. En muchos aspectos El Hombre de la Cuarta Dimensión es una obra mejor que su icónica antecesora, aunque ni remotamente tan influyente en la cultura popular.

El argumento es la versión actualizada de una historia de vampiros, donde el asesino absorbe la fuerza vital de sus víctimas en lugar de beber su sangre. Los efectos visuales son sorprendentemente buenos habida cuenta el limitado presupuesto; Bart Sloane — quien también había participado en The Blob — realiza un soberbio trabajo haciendo pasar a Lansing a través de muros, puertas y personas. El maquillaje de Dean Newman, mostrando el rápido envejecimiento de sus víctimas, es igualmente de primera clase.

Tony Nelson, un joven y brillante (aunque temerario) científico, cree haber encontrado el modo de desligar la materia del tiempo y el espacio mediante un amplificador especial, que permite a los átomos de un objeto entremezclarse con los de cualquier otro del entorno manteniendo su integridad. Tras perder su laboratorio, pide ayuda a su hermano mayor Scott. Éste es incluso más brillante que Tony, pero opuesto a él en todo: ortodoxo, respetado en su campo y abrumado por la responsabilidad. Su relación ferozmente competitiva empeora cuando Tony se siente atraído por Linda Davis, la prometida de su hermano. Probando el equipo de Tony, Scott tiene éxito pero se ve expuesto accidentalmente al efecto del amplificador; al repetir el experimento, descubre que puede atravesar cualquier objeto sólido a voluntad, y el antes frío científico se muestra anormalmente exultante. Con el nuevo poder afloran los deseos más ocultos de Scott, quien inicia una serie de robos para obtener la recompensa que cree merecer. Sin embargo, conoce las espantosas consecuencias cuando advierte que moverse a la cuarta dimensión agota su energía vital. Aún peor, la única forma de recuperarla es pasar a través de otras personas, pero el contacto acelera el envejecimiento de éstas de tal modo que mueren en segundos. Scott se debate entre la conciencia y el deseo de sobrevivir, unido a su ahora desbocada codicia, y la lista de víctimas no deja de crecer. Depende de Tony — por fin responsable — y Linda acaba con la criminal carrera de Scott.

El experimento de Scott es un éxito... al principio (foto: Wrong Side of the Art!)

Los terribles efectos del cambio interdimensional (foto: Wrong Side of the Art!)

Scott ya no se detiene ante nada (foto: Wrong Side of the Art!)

¿Cómo contener lo que no pueden tocar? (foto: Wrong Side of the Art!)

Trailer alemán de la película (vídeo: YouTube)

4D Man (1959) on IMDb


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