lunes, 25 de julio de 2016

Varan el Increíble

El dinosaurio volador


Varan el Increíble es una poco conocida película kaijū de los Estudios Toho producida y dirigida respectivamente por los expertos Tomoyuki Tanaka e Ishirō Honda. El film se centra en Varan, una criatura prehistórica monstruosa similar a los lagartos conocidos como dragones voladores, la cual surge del lago donde habita para sembrar el caos. En el reparto aparecen Kōzō Nomura, Ayumi Sonoda y Fumito Matsuo, con Haruo Nakajima encarnando a Varan. En origen, esta tópica historia de Ken Kuronuma adaptada por Shinichi Sekizawa se produjo para ser exhibida en la televisión de los Estados Unidos, pero acabó convirtiéndose en un largometraje estrenado en Japón como 大怪獣バラン/Daikaijū Baran — es decir, "Monstruo Gigante Varan". Fue la última película de monstruos de Toho rodada en blanco y negro. En ella intervienen asimismo otros dos nombres clásicos del estudio, el técnico de efectos especiales Eiji Tsuburaya y el compositor Akira Ifukube.

Póster de la película (foto: Wikipedia)

En 1962 la estadounidense Crown International Pictures distribuyó una versión que alteraba considerablemente la trama del film japonés; aunque conservaba parte de su metraje, consistía mayormente en escenas nuevas con actores norteamericanos en los papeles protagonistas — algo que ya se había hecho con Japón bajo el Terror del Monstruo. Entre otros, todos los planos que mostraban a Varan en vuelo fueron eliminados en un intento de hacerlo más creíble. Por algún motivo en esta película el monstruo responde al nombre de «Obaki» (del japonés お化け/obake, palabra que significa "cosa que cambia").

Póster de la versión estadounidense (foto: Wikipedia)

Al parecer este film comenzó siendo una coproducción entre American Broadcasting-Paramount Theatres (AB-PT) y Toho destinada a emitirse en dos partes por televisión, y por tanto se rodó en blanco y negro con la relación de aspecto 1,37:1. AB-PT se retiraría del proyecto cuando la película estaba casi terminada. Los nipones escribieron escenas adicionales, además de adaptar fotograma a fotograma la filmación original a un formato panorámico de circunstancias mediante el proceso llamado TohoPanScope para su pase en los cines.

Esta rutinaria película tiene la particularidad de que no recurre a las armas atómicas para explicar la aparición de la criatura del título. Por otra parte, la historia es tan genérica y los personajes tan planos que difícilmente deja impresión en el espectador a pesar del oficio de Honda. Quizás como prueba de ello Varan sólo figuraría en otro título del estudio, la simplemente espectacular Invasión Extraterrestre (1968); para entonces el disfraz se encontraba en tan mal estado que no se podía emplear en las escenas de lucha. Toho recicló abundante material de archivo procedente de Japón bajo el Terror del Monstruo y El Rey de los Monstruos para ilustrar los ataques del kaijū. Durante el rodaje, el especialista Haruo Nakajima — la persona bajo la piel de Godzilla entre 1954 y 1972 — sufrió heridas en un accidente con cargas explosivas y tuvo que ser sustituido por Katsumi Tezuka.

Dos entomólogos que buscan una rara especie de mariposa vista en un aislado valle de Japón descubren entre las montañas un lago que no aparece en los mapas. Antes de poder comunicarlo, ambos perecen aparentemente aplastados por una avalancha. La reportera Yuriko Shinjō, hermana de uno de los científicos, decide ir a la zona para averiguar qué sucedió exactamente. La acompañan el periodista Horiguchi y otro entomólogo, Kenji Uozaki. Cuando llegan al pueblo donde los dos hombres fueron vistos por última vez, los aldeanos les hablan con terror de una leyenda acerca de un monstruo gigante. Los expedicionarios pronto descubren que la criatura llamada Varan no es ninguna leyenda y que está a punto de abandonar el valle donde ha vivido durante millones de años...

Los lugareños suplican que no se moleste a su dios del lago (foto: The Dwrayger Dungeon)

El plan de los militares obliga a emerger a Varan (foto: The Dwrayger Dungeon)

Pero las tropas no pueden contener al monstruo (foto: The Dwrayger Dungeon)

Varan derriba un Neptune de las Fuerzas Navales de Autodefensa (foto: The Dwrayger Dungeon)

Momentos de pánico (foto: The Dwrayger Dungeon)

Tokio vuelve a sufrir las peores consecuencias (foto: The Dwrayger Dungeon)

Trailer de la versión estadounidense (vídeo: YouTube)

Daikaijû Baran (1958) on IMDb


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lunes, 18 de julio de 2016

El Coloso de Nueva York

Experiencia extracorpórea


El Coloso de Nueva York es una película de ciencia-ficción de 1958 producida por William Alland y dirigida por Eugène Lourié. Paramount Pictures la estrenó encabezando un cartel que incluía Hijos del Espacio, otro proyecto de Alland. Sus protagonistas son John Baragrey, Mala Powers, Otto Kruger, Robert Hutton, Ross Martin y el niño Charles Herbert (con Ed Wolff como El Coloso). El poco sutil guión de Thelma Schnee, basado en un argumento de Willis Goldbeck, cuenta cómo un científico trasplanta el cerebro de su brillante hijo, muerto en accidente, a un enorme robot — con desastrosas y predecibles consecuencias. El film destaca por la minimalista e inquietante música de Van Cleave.

Póster de la película (foto: FilmAffinity)

Alland había producido casi todos los grandes éxitos del género para Universal-International en los años 1950, pasando de las imaginativas y técnicamente notables Vinieron del Espacio (1953) y La Mujer y el Monstruo (1954) a mediocridades como Bajo el Signo de Ishtar (1956) y El Monstruo Alado (1957). El productor aceptó una oferta más esperanzadora de Paramount, la cual no obstante llevó a un par de películas tan baratas, al menos, como cualquiera de las que había hecho en Universal. A primera vista había grandes posibilidades en una historia que tomaba ideas de El Golem o El Doctor Frankenstein, pero el presupuesto impidió que El Coloso de Nueva York fuese algo más que una modesta película de monstruos atractiva más que nada para el público infantil — el concepto básico sería mucho mejor aprovechado en la impresionante RoboCop (1987).

Eugène Lourié — quien dirigió el film mientras esperaba el visto bueno para la mucho más prometedora El Monstruo Submarino — completó el rodaje en ocho días; una de las escenas, la del funeral, se tuvo que filmar dos veces después de que el actor Ross Martin se durmiera en el ataúd y sus ronquidos resultasen claramente audibles. Lourié sería bastante despectivo acerca de El Coloso..., afirmando que recordaba tan poco de ella «como de la escarlatina que tuve a los ocho años», y tampoco supuso precisamente un hito en las carreras de los demás miembros del equipo. No obstante, a pesar de la falta de complejidad de la historia, el director se las arregló para introducir algunos conseguidos elementos de irrealidad que aportan un tono de ensueño al film. A ello contribuye la inusual banda sonora, compuesta para un solo piano (lo cual pudo haber sido una medida puramente económica o incluso haber tenido algo que ver con una huelga de los músicos del estudio).

El Coloso fue diseñado y fabricado por Charles Gemora y Ralph Jester, quienes concibieron un traje de cerca de dos metros y medio de alto que pesaba 75 kilos. En su interior contaba con baterías, cables, tanques de aire comprimido y tubos de oxígeno que accionaban las partes mecánicas y permitían respirar a Ed Wolff. Dado que se tardaba cuarenta minutos en meter y sacar a Wolff del traje, se construyó un armazón especial para que pudiese descansar entre toma y toma. Los efectos visuales fueron obra de Farciot Edouart y John P. Fulton.

La genial y acaudalada familia Spensser está celebrando la concesión del Premio Nobel de la Paz al joven Jeremy cuando se conoce la noticia de su fallecimiento en accidente. El padre, el neurocirujano William Spensser, lleva el cuerpo a su laboratorio pero horas después admite que sus esfuerzos para revivirlo han fracasado. Pero el doctor ha extraído en secreto el cerebro de Jeremy, y con ayuda de Henry, su otro hijo y especialista en autómatas, construye un cuerpo artificial para albergarlo. Un año más tarde, Jeremy ha desarrollado percepción extrasensorial para compensar la falta de otros sentidos, así como otros extraños poderes. Pero también sufre una profunda alienación... que lo lleva a planear una grandiosa venganza contra la "inútil" Humanidad que una vez amó.

Jeremy "Jerry" Spensser, genio y filántropo, con su hijo Billy (foto: DVDBeaver)

El brillante pero débil Henry Spensser (foto: DVDBeaver)

Sumergido en fluido preservador está el cerebro de Jeremy — mas, ¿también su alma? (foto: DVDBeaver)

El doctor William Spensser ¿visionario o lunático? (foto: DVDBeaver)

El Coloso despierta (foto: DVDBeaver)

Anne descubrirá el destino de su esposo (foto: DVDBeaver)

«¡Creo que algo ha salido mal!» (foto: DVDBeaver)

Reencuentro con Billy (foto: DVDBeaver)

Inesperado regreso a las Naciones Unidas (foto: DVDBeaver)

Matanza (foto: DVDBeaver)

Trailer de la película (vídeo: YouTube)

The Colossus of New York (1958) on IMDb


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lunes, 11 de julio de 2016

Asalto a la Tierra

Advertencia desde el espacio


Asalto a la Tierra es una película del género tokusatsu estrenada en enero de 1956 por el estudio Daiei Film — rival de Toho — y la primera japonesa de ciencia-ficción rodada en color (adelantándose en unos meses a Rodan: los Hijos del Volcán). El guión de Hideo Oguni, basado libremente en una historia del productor Gentaro Nakajima, relata la llegada a la Tierra de unos alienígenas con aspecto de estrella de mar para advertir de la inminente colisión con un astro errante. Producida por Masaichi Nagata y dirigida por Kōji Shima, fue otra de las tempranas películas niponas deseosas de repetir el éxito de Japón bajo el Terror del Monstruo (1954). Sus intérpretes son Keizō Kawasaki, Toyomi Karita, Bin Yagasawa, Shōzō Nanbu, Bontarō Miyake, Mieko Nagai, Kiyoko Hirai e Isao Yamagata. Seitarō Ōmori compuso la banda sonora.

Póster de la película (foto: Calm Elation)

Este film, con su neutro título original 宇宙人東京に現わる/Uchūjin Tōkyō ni Arawaru ("Hombres del Espacio Aparecen en Tokio") más apropiado que el ligeramente equívoco Asalto a la Tierra, combina elementos de Cuando los Mundos Chocan y Ultimátum a la Tierra con el omnipresente temor a las armas nucleares del cine tokusatsu — en este caso mostrando cómo las bombas atómicas también pueden emplearse para salvar el planeta. En el relato de Gentaro Nakajima hay dos tópicos frecuentes de la ciencia-ficción: por un lado la amenaza de una catastrófica colisión cósmica, y por otro la existencia de una invisible Contra-Tierra (el planeta Paira) que ocupa el punto opuesto de la órbita terrestre. Algunos afirman que Nakajima se basó asimismo en una conocida historia del folklore japonés, El Cuento de la Princesa Kaguya.

Póster de la versión española (foto: Zontar of Venus)

Los típicamente minuciosos efectos especiales fueron obra de Tōru Matoba y Yonesaburo Tsukiji, mientras que el artista de vanguardia Tarō Okamoto diseñó los pintorescos alienígenas; la enorme popularidad de los monstruos gigantes de los Estudios Toho llevó a Daiei a distribuir imágenes publicitarias que mostraban a los pairanos altos como edificios, aunque en la película tenían tamaño humano.

Asalto a la Tierra introdujo al estudio en el género con moderado éxito. Aunque se estrenó en varios países europeos, tuvo dificultades para encontrar distribuidor en los Estados Unidos y no sería hasta 1967 que American International Television la llevó a la pequeña pantalla (hoy es de dominio público y se puede visionar gratuitamente). Las críticas en su momento fueron más bien negativas, tildando a la película de poco original y «extravagante», impresión que ha mejorado con los años y ya muchos admiten que posee un peculiar encanto. Daiei triunfaría finalmente con un kaijū de creación propia, la "tortuga" prehistórica Gamera.

Sobre el cielo de Tokio aparecen platillos volantes. Sus tripulantes proceden de Paira, un mundo que ocupa la misma órbita que la Tierra pero en el lado opuesto del Sol, y pretenden alertar a la Humanidad de que el errante "Planeta R" se aproxima en rumbo de colisión. Consciente de que su verdadero aspecto produce pánico a los terrícolas, la líder pairana Ginko adopta forma humana y les advierte de que su única salvación consiste en unirse y emplear los arsenales atómicos para destruir la amenaza. Las temperaturas suben a medida que el Planeta R se acerca, provocando la histeria mundial, mientras el doctor Masuda desarrolla a marchas forzadas un arma basada en el nuevo elemento urio...

En el observatorio se detectan las naves pairanas (foto: Triskaidekafiles)

Los avistamientos de alienígenas aterrorizan a los testigos (foto: Triskaidekafiles)

La cantante Hikari Aozora parece ser un buen modelo para infiltrarse entre los terrícolas (foto: Triskaidekafiles)

Ginko se somete al proceso de transformación (foto: Triskaidekafiles)

Se revela la existencia del Planeta R a los científicos (foto: Triskaidekafiles)

¡Pánico en la Tierra! (foto: Triskaidekafiles)

El mortal cuerpo espacial a través del telescopio (foto: Triskaidekafiles)

¿El Apocalipsis? (foto: Triskaidekafiles)

Trailer de la película (vídeo: YouTube)

Asalto a la tierra (1956) on IMDb


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lunes, 4 de julio de 2016

El Gigante de Otro Mundo

El gigante más pequeño de todos los tiempos


El Gigante de Otro Mundo (llamada también El Gigante de la Tierra Misteriosa) es una extremadamente modesta película de ciencia-ficción de 1958 distribuida por Astor Pictures. Se trata de una de las cuatro estrenadas ese año por el director Richard E. Cunha en dos programas dobles — en este caso con Mujeres Demonio — y probablemente la mejor. Fue producida por Arthur A. Jacobs, socio de Cunha en Screencraft Enterprises. El improbable guión pertenece a Frank Hart Taussig y Ralph Brooke; cuenta cómo un brutal y corpulento conquistador español revive tras varios siglos en animación suspendida y da rienda suelta sus violentos instintos. En el reparto aparecen Ed Kemmer, Sally Fraser, Bob Steele, Morris Ankrum y Buddy Baer como el gigante Vargas. El compositor Albert Glasser (quien intervino en varias películas alusivas al tamaño de los protagonistas, como El Asombroso Hombre Creciente o Ataque Diabólico) escribió la música.

Póster de la película (foto: IMDb)

Dick Cunha y Art Jacobs llevaban un tiempo produciendo anuncios para la televisión cuando su amigo Ralph Brooke los convenció de que «sería divertido» rodar un largometraje. Junto a Frank Taussig decidieron «hacer una película de monstruos»; desde ese instante hasta que tuvieron en sus manos el corte final transcurrieron sólo dos meses. Con un presupuesto de unos 55.000 dólares, se vieron obligados a renunciar a los monstruos más caros — y también a los baratos. Su "monstruo", a fin de cuentas un hombre bastante alto, y la engañosa publicidad del cartel probablemente defraudaron a más de un adolescente ingenuo. Cunha rodaría el film en seis días, en majestuosas localizaciones del Bosque Nacional de San Bernardino (a su equipo, que trabajaba por un salario inferior al del convenio, le había contado que el rodaje sería en la playa con el fin de despistar a los sindicatos).

Después de probar a varios candidatos, el personaje del título fue encarnado por el antiguo púgil Buddy Baer, quien medía 1,99 metros. Baer, uno de los mejores pegadores de su época y hermano del campeón Max Baer, había tenido su momento de gloria cuando envió a Joe Louis fuera del cuadrilátero con un gancho de izquierda en un combate por el título de los pesos pesados (eventualmente perdería por descalificación). Tras su retirada había intervenido en un par de películas de Abbott y Costello y en Quo Vadis (1951), como el memorable Ursus. Su maquillaje fue un trabajo precipitado pero aceptable del gran Jack Pierce, el cual acentuaba los de por sí marcados rasgos del ex-boxeador. Parece ser que fue de esta guisa como Buddy acompañó a Jacobs a un taller de la cercana Fawnskin, después de que el dueño se negara a interrumpir su ruidoso trabajo durante las tomas (tras esa visita el hombre se ausentaría temporalmente de la ciudad).

La recepción de El Gigante.... fue tibia en el mejor de los casos. Muchos destacaron las abismales lagunas del guión y la pobreza de medios. No obstante, habida cuenta las circunstancias es sorprendente que la película no sea mucho peor, y que incluso se las arregle para sacar excelente partido de las localizaciones en las escenas finales.

Suceden cosas extrañas en el pequeño pueblo de montaña de Pine Ridge. Tras varios incidentes de mutilaciones de ganado en el Risco del Diablo, un hombre aparece muerto de una brutal paliza. El sheriff Parker sospecha de un científico local, Wayne Brooks, quien había discutido con la víctima, mientras que el Indio Joe advierte de una maldición nativa. Al pueblo llegan el doctor Frederick Cleveland y su hija Janet siguiendo el rastro de Vargas, un depravado conquistador del siglo XVI conocido como el Gigante Diablo que junto a su pequeña banda de renegados desapareció cuando buscaban oro. Brooks admira al doctor Cleveland y le muestra sus hallazgos de aficionado; éstos incluyen un lagarto presuntamente extinto que ha vuelto a la vida tras ser desenterrado. En el Risco del Diablo encuentran antiguos artefactos españoles, entre ellos un hacha y una armadura desproporcionadamente grandes. Esa noche, un relámpago reanima al sanguinario Vargas...

Wayne Brooks, el científico local (foto: The Dwrayger Dungeon)

El gigante despierta después de casi quinientos años — la película no aclara quién cometió los ataques anteriores a su reanimación (foto: The Dwrayger Dungeon)

Una desagradable sorpresa para la joven Ann Brown (foto: The Dwrayger Dungeon)

Vargas (foto: The Dwrayger Dungeon)

Lucha a muerte en el Risco del Diablo (foto: The Dwrayger Dungeon)

El doctor Cleveland, Janet y el sheriff Parker esperan con el alma en vilo el desenlace (foto: The Dwrayger Dungeon)

Trailer de la película (vídeo: YouTube)

Giant from the Unknown (1958) on IMDb


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