Experiencia extracorpórea
El Coloso de Nueva York es una película de ciencia-ficción de 1958 producida por William Alland y dirigida por Eugène Lourié. Paramount Pictures la estrenó encabezando un cartel que incluía Hijos del Espacio, otro proyecto de Alland. Sus protagonistas son John Baragrey, Mala Powers, Otto Kruger, Robert Hutton, Ross Martin y el niño Charles Herbert (con Ed Wolff como El Coloso). El poco sutil guión de Thelma Schnee, basado en un argumento de Willis Goldbeck, cuenta cómo un científico trasplanta el cerebro de su brillante hijo, muerto en accidente, a un enorme robot — con desastrosas y predecibles consecuencias. El film destaca por la minimalista e inquietante música de Van Cleave.
Póster de la película (foto: FilmAffinity)
Alland había producido casi todos los grandes éxitos del género para Universal-International en los años 1950, pasando de las imaginativas y técnicamente notables Vinieron del Espacio (1953) y La Mujer y el Monstruo (1954) a mediocridades como Bajo el Signo de Ishtar (1956) y El Monstruo Alado (1957). El productor aceptó una oferta más esperanzadora de Paramount, la cual no obstante llevó a un par de películas tan baratas, al menos, como cualquiera de las que había hecho en Universal. A primera vista había grandes posibilidades en una historia que tomaba ideas de El Golem o El Doctor Frankenstein, pero el presupuesto impidió que El Coloso de Nueva York fuese algo más que una modesta película de monstruos atractiva más que nada para el público infantil — el concepto básico sería mucho mejor aprovechado en la impresionante RoboCop (1987).
Eugène Lourié — quien dirigió el film mientras esperaba el visto bueno para la mucho más prometedora El Monstruo Submarino — completó el rodaje en ocho días; una de las escenas, la del funeral, se tuvo que filmar dos veces después de que el actor Ross Martin se durmiera en el ataúd y sus ronquidos resultasen claramente audibles. Lourié sería bastante despectivo acerca de El Coloso..., afirmando que recordaba tan poco de ella «como de la escarlatina que tuve a los ocho años», y tampoco supuso precisamente un hito en las carreras de los demás miembros del equipo. No obstante, a pesar de la falta de complejidad de la historia, el director se las arregló para introducir algunos conseguidos elementos de irrealidad que aportan un tono de ensueño al film. A ello contribuye la inusual banda sonora, compuesta para un solo piano (lo cual pudo haber sido una medida puramente económica o incluso haber tenido algo que ver con una huelga de los músicos del estudio).
El Coloso fue diseñado y fabricado por Charles Gemora y Ralph Jester, quienes concibieron un traje de cerca de dos metros y medio de alto que pesaba 75 kilos. En su interior contaba con baterías, cables, tanques de aire comprimido y tubos de oxígeno que accionaban las partes mecánicas y permitían respirar a Ed Wolff. Dado que se tardaba cuarenta minutos en meter y sacar a Wolff del traje, se construyó un armazón especial para que pudiese descansar entre toma y toma. Los efectos visuales fueron obra de Farciot Edouart y John P. Fulton.
La genial y acaudalada familia Spensser está celebrando la concesión del Premio Nobel de la Paz al joven Jeremy cuando se conoce la noticia de su fallecimiento en accidente. El padre, el neurocirujano William Spensser, lleva el cuerpo a su laboratorio pero horas después admite que sus esfuerzos para revivirlo han fracasado. Pero el doctor ha extraído en secreto el cerebro de Jeremy, y con ayuda de Henry, su otro hijo y especialista en autómatas, construye un cuerpo artificial para albergarlo. Un año más tarde, Jeremy ha desarrollado percepción extrasensorial para compensar la falta de otros sentidos, así como otros extraños poderes. Pero también sufre una profunda alienación... que lo lleva a planear una grandiosa venganza contra la "inútil" Humanidad que una vez amó.
Eugène Lourié — quien dirigió el film mientras esperaba el visto bueno para la mucho más prometedora El Monstruo Submarino — completó el rodaje en ocho días; una de las escenas, la del funeral, se tuvo que filmar dos veces después de que el actor Ross Martin se durmiera en el ataúd y sus ronquidos resultasen claramente audibles. Lourié sería bastante despectivo acerca de El Coloso..., afirmando que recordaba tan poco de ella «como de la escarlatina que tuve a los ocho años», y tampoco supuso precisamente un hito en las carreras de los demás miembros del equipo. No obstante, a pesar de la falta de complejidad de la historia, el director se las arregló para introducir algunos conseguidos elementos de irrealidad que aportan un tono de ensueño al film. A ello contribuye la inusual banda sonora, compuesta para un solo piano (lo cual pudo haber sido una medida puramente económica o incluso haber tenido algo que ver con una huelga de los músicos del estudio).
El Coloso fue diseñado y fabricado por Charles Gemora y Ralph Jester, quienes concibieron un traje de cerca de dos metros y medio de alto que pesaba 75 kilos. En su interior contaba con baterías, cables, tanques de aire comprimido y tubos de oxígeno que accionaban las partes mecánicas y permitían respirar a Ed Wolff. Dado que se tardaba cuarenta minutos en meter y sacar a Wolff del traje, se construyó un armazón especial para que pudiese descansar entre toma y toma. Los efectos visuales fueron obra de Farciot Edouart y John P. Fulton.
La genial y acaudalada familia Spensser está celebrando la concesión del Premio Nobel de la Paz al joven Jeremy cuando se conoce la noticia de su fallecimiento en accidente. El padre, el neurocirujano William Spensser, lleva el cuerpo a su laboratorio pero horas después admite que sus esfuerzos para revivirlo han fracasado. Pero el doctor ha extraído en secreto el cerebro de Jeremy, y con ayuda de Henry, su otro hijo y especialista en autómatas, construye un cuerpo artificial para albergarlo. Un año más tarde, Jeremy ha desarrollado percepción extrasensorial para compensar la falta de otros sentidos, así como otros extraños poderes. Pero también sufre una profunda alienación... que lo lleva a planear una grandiosa venganza contra la "inútil" Humanidad que una vez amó.
Jeremy "Jerry" Spensser, genio y filántropo, con su hijo Billy (foto: DVDBeaver)
El brillante pero débil Henry Spensser (foto: DVDBeaver)
Sumergido en fluido preservador está el cerebro de Jeremy — mas, ¿también su alma? (foto: DVDBeaver)
El doctor William Spensser ¿visionario o lunático? (foto: DVDBeaver)
El Coloso despierta (foto: DVDBeaver)
Anne descubrirá el destino de su esposo (foto: DVDBeaver)
«¡Creo que algo ha salido mal!» (foto: DVDBeaver)
Reencuentro con Billy (foto: DVDBeaver)
Inesperado regreso a las Naciones Unidas (foto: DVDBeaver)
Matanza (foto: DVDBeaver)
Trailer de la película (vídeo: YouTube)
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