lunes, 23 de febrero de 2015

El Monstruo Alado

Reza lo que sepas


Clásico film "de bichos gigantes", El Monstruo Alado fue producido por William Alland en 1957 para Universal-International. Alland también escribió la historia desarrollada en el guión de Martin Berkeley. El especialista en el género Nathan H. Juran dirigió esta producción de serie B que cuenta con Craig Stevens, William Hopper, Alix Talton, Donald Randolph, Florenz Ames y Pat Conway entre sus intérpretes. Irving Gertz y William Lava (ambos sin acreditar) compusieron una vibrante banda sonora, oficialmente supervisada por Joseph Gershenson. La trama gira en torno a una gigantesca mantis religiosa prehistórica, la cual, liberada de su prisión en el hielo ártico, ataca ferozmente a los militares estadounidenses allí destinados antes de dirigirse hacia el sur.

Póster de la película (foto: FilmAffinity)

El argumento de la película recuerda poderosamente al de La Bestia de Tiempos Remotos o El Escorpión Negro, aunque El Monstruo Alado carece de las secuencias animadas con la técnica de stop-motion que distinguían a dichas producciones. No obstante, los efectos especiales (obra de Fred Knoth) son buenos para la época y dejan varias imágenes espectaculares — interrumpidas tanto por la obligatoria historia de amor como por abundante material de archivo. Destacan también los efectos de sonido, por poco realistas que puedan ser. Sorprendentemente, no abundan las escenas de destrucción cuando el monstruo llega a la gran ciudad, una prudente medida para recortar gastos.

El eficaz Juran recurrió a técnicas de documental para situar el escenario de la acción, a la par que creó una atmósfera inquietante en las apariciones de la mantis. Las actuaciones siguen el canon del género, con el acostumbrado trabajo en equipo entre un valeroso militar y un sensato científico, así como una aparentemente independiente protagonista femenina que acaba por caer en los brazos de uno de ellos — literalmente. El desenlace del film tiene cierto parecido con King Kong y supone una diferencia interesante respecto a otras películas "de monstruos".

Una enorme erupción volcánica en la Antártida acaba provocando la fusión de grandes masas de hielo en el Círculo Ártico. Esto deja libre a una mantis religiosa gigante, atrapada en animación suspendida desde hace millones de años. El insecto ataca varias estaciones de radar avanzadas para devorar a sus infortunadas dotaciones. El coronel Joe Parkman entra en acción y, junto al doctor Nedrick "Ned" Jackson y la reportera Marge Blaine, siguen el rastro del monstruo a medida que éste se dirige hacia latitudes más cálidas. Acosada por la Fuerza Aérea, la mantis llega a Nueva York y se refugia en el Túnel Manhattan, donde el militar y el paleontólogo intentarán exterminarla.

Todo empieza al norte de la línea DEW (foto: The Dwrayger Dungeon)

Perplejidad ante los extraños restos hallados en el lugar de los hechos (foto: The Dwrayger Dungeon)

La mortal mantis (foto: The Dwrayger Dungeon)

El Ejército revela la escala de la amenaza (foto: The Dwrayger Dungeon)

Sobre el Monumento a Washington (foto: The Dwrayger Dungeon)

La criatura parece inmune a los misiles (foto: The Dwrayger Dungeon)

El monstruo es acorralado en el «Túnel Manhattan» — en realidad el conocido Túnel Lincoln (foto: The Dwrayger Dungeon)

Armado con granadas de gas venenoso, el coronel Parkman penetra en el túnel (foto: The Dwrayger Dungeon)

Trailer de la película (vídeo: YouTube)

The Deadly Mantis (1957) on IMDb


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lunes, 16 de febrero de 2015

La Diabla de Marte

Por las buenas o por las malas


La Diabla de Marte es una película británica de 1954 producida de manera independiente por los hermanos Danziger para London Films. Fue llevada a las salas por British Lion en su país de origen y por Spartan Films en los Estados Unidos. Adaptaba — a partir de un presupuesto muy pequeño — una obra de teatro de James Eastwood, con guión a cargo de John C. Maher y el propio autor. Fue dirigida por David MacDonald, siendo los intérpretes Hugh McDermott, Adrienne Corri, Hazel Court, Peter Reynolds, Joseph Tomelty y Patricia Laffan como "Chica Diablo". El compositor Edwin T. Astley, famoso por sus temas para la televisión, escribió la música. El film relata cómo una amenazante alienígena es enviada desde Marte para reunir machos humanos, con el fin de reemplazar a su moribunda población masculina y salvar de la extinción a la civilización marciana.

Póster de la película (foto: Wrong Side of the Art!)

La filmación de La Diabla de Marte duró unas tres semanas, trabajando a menudo hasta bien entrada la noche, y sin segundas tomas excepto en caso de daño del negativo. El robot marciano, llamado Chani, fue construido por Jack Whitehead y era completamente automático, cosa rara en una película de bajo presupuesto — tal vez por ello sufrió diversas averías. Los decorados del platillo volante, lo mismo que algunos efectos visuales, muestran igualmente una calidad por encima de la media. Durante el rodaje el ambiente en el equipo fue muy bueno, «como el de una compañía de teatro» según la actriz Hazel Court.

Pero en opinión de muchos, esta naturaleza teatral se hace notar, y no precisamente para bien. Desde el momento del estreno la crítica fue dura con las estáticas y solemnes actuaciones y el tono hilarantemente cursi de la película, así como con aquellos aspectos que delataban una producción "de baratillo". Existe cierto consenso, sin embargo, en que el film tiene un extraño encanto e incluso algunos momentos excelentes. La trama es más que nada un reflejo de la desigualdad entre sexos de los años 1950; el personaje de Nyah evoca a una dominatriz, exponiendo los miedos inconscientes de muchos hombres de la época.

La Diabla de Marte inspiró a la ganadora de los premios Hugo y Nebula Octavia Butler para dedicarse a la ciencia-ficción; al parecer, después de verla a los doce años dijo que ella podía escribir algo mejor. No es sorprendente que se haya convertido en una película "de culto". Está disponible para su visionado gratuito.

Nyah, una impasible marciana embutida en ajustadas prendas de PVC y armada con una pistola de rayos, aterriza cerca de un remoto pueblo de los páramos de Escocia acompañada por su fiel robot. En Marte se está produciendo un alarmante descenso en la fertilidad de sus hombres y, si la especie quiere sobrevivir, son necesarios especímenes masculinos sanos para servir como sementales en el Planeta Rojo. Los lugareños no están demasiado interesados — y sus mujeres no les dejarán irse así como así. Cuando primero la negociación y luego la intimidación fracasan, Nyah recurre a la fuerza.

La nave espacial realiza un aterrizaje de emergencia después de colisionar con un aeroplano (foto: Shadowplay)

La comandante Nyah (foto: Shadowplay)

La marciana irrumpe en la posada "The Bonnie Charlie" (foto: Shadowplay)

El profesor Hennessey prueba los efectos de la barrera invisible que mantiene aislado al pueblo (foto: Shadowplay)

Chani vaporizará a todo aquel que no acate las órdenes de Nyah (foto: Shadowplay)

El motor atómico del platillo volante (foto: Shadowplay)

Trailer de la película (vídeo: YouTube)

La diabla de Marte (1954) on IMDb


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lunes, 9 de febrero de 2015

Mundo sin Fin

Volver a empezar


Mundo sin Fin es un largometraje de 1956 dirigido por Edward Bernds a partir de un guión escrito por él mismo. Fue producido por Richard Heermance para la modesta Allied Artists (sucesora de Monogram Pictures); a pesar de ello, se trata de una de las primeras películas de ciencia-ficción rodadas en CinemaScope y Technicolor, además del primer film estadounidense que desarrolla el tema del viaje en el tiempo. Lo protagonizaron Hugh Marlowe, Nancy Gates, Nelson Leigh, Rod Taylor, Shawn Smith (nombre de casada de Shirley Patterson) y Lisa Montell. En la historia, una nave espacial que vuelve de la primera misión a Marte atraviesa una extraña anomalía cósmica y acaba estrellándose en un planeta desconocido. Gradualmente los tripulantes comprenden que han llegado a una Tierra del siglo XXVI devastada por la guerra atómica.

Póster de la película (foto: Wikipedia)

Ésta fue una película ambiciosa para el estudio, cuya experiencia previa se ceñía a seriales y películas de serie B. No sólo fue filmada en color, sino que buena parte del rodaje se realizó en exteriores (en el conocido Rancho Iverson). Leith Stevens escribió una banda sonora de gran nivel. Aun así, la productora reutilizó imágenes de la anterior Vuelo a Marte (1951) para reducir costes — y a su vez Bernds emplearía material de Mundo sin Fin en la sin par La Reina del Espacio Exterior (1958). Junto a La Guerra de los Mundos (1953), Regreso a la Tierra (1955) y Planeta Prohibido (1956), "dignificó" el género al acercarlo al gran público.

El escenario postapocalíptico de Mundo sin Fin debe mucho a H. G. Wells. Los mutantes deformes que tiranizan a los decadentes humanos civilizados recuerdan a los Eloi y Morlocks de La Máquina del Tiempo (y por ello fue interpuesta una demanda; curiosamente, Rod Taylor protagonizaría en 1960 la adaptación El Tiempo en sus Manos), así como al enfrentamiento entre sofisticados tecnócratas y brutales señores feudales de La Forma de lo que Vendrá. Por otra parte, la premisa de los astronautas que regresan a un mundo futuro caído en la barbarie se adelanta varios años a El Planeta de los Simios. Una diferencia significativa es la optimista visión del porvenir en Mundo sin Fin; en esta segunda oportunidad, la raza humana intentará hacer las cosas bien. La "civilización perdida" subterránea, eso sí, no se libra de algunos clichés de la época, incluyendo hermosas princesas, malvados consejeros y torvos personajes acechando detrás de cada esquina.

La primera astronave que alcanza el Planeta Rojo vuelve a la Tierra, pero cae en un inexplicable fenómeno espacial que la acelera a una velocidad inmensa y deja inconscientes a sus cuatro tripulantes. Cuando recobran el sentido, se hallan en un planeta al que finalmente reconocen como la Tierra — en un lejano futuro. Tras ser perseguidos por horribles "Mutados" con un solo ojo, encuentran supervivientes de la agonizante civilización humana que ahora subsiste bajo tierra. Descubren que están en 2508, casi 400 años después de que una guerra atómica haya asolado el planeta. El oficial científico John Borden se enamora de Garnet, hija del líder Timmek — hecho que enfurece al consejero Mories, quien siempre había pensado que algún día ella sería suya. Mories trata de volver a su gente contra los intrusos, pero cae víctima de sus propias maquinaciones. Sabiendo por Deena, rescatada de la superficie años atrás, que los miembros de su pueblo son humanos normales cruelmente esclavizados por sus amos deformes, los viajeros del espacio y el tiempo se enfrentan a los Mutados y reclaman la Tierra para la Humanidad.

Se pierde el contacto con el cohete MRX (foto: TCM)

Los Mutados atacan a una desprevenida tripulación (foto: TCM)

¡Capturados! (foto: TCM)

Garnet y un Cíclope (foto: TCM)

Los hombres del siglo XX al rescate (foto: TCM)

En el diseño del vestuario intervino el legendario Alberto Vargas (foto: TCM)

Escena de la película (vídeo: YouTube)

Mundo sin fin (1956) on IMDb


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lunes, 2 de febrero de 2015

La Guerra de los Satélites

No podrán detenernos


En 1958 Roger Corman concibió, dirigió y estrenó a toda prisa La Guerra de los Satélites, una película que explotaba el interés generado por los Sputnik soviéticos. Lawrence L. Goldman escribió el guión a partir de una historia de Irving Block y Jack Rabin, quienes también produjeron el film junto a Corman para Santa Cruz Productions. La película fue distribuida por Allied Artists. En esta "ópera espacial" de heroicos terrícolas contra malvados alienígenas, estos últimos declaran la guerra al planeta Tierra cuando las Naciones Unidas desobedecen su advertencia de cesar los intentos para poner en órbita el primer satélite tripulado. En el reparto figuran Dick Miller, Susan Cabot, Richard Devon, Eric Sinclair y Michael Fox. Walter Greene compuso una inspirada banda sonora.

Póster de la película (foto: Wrong Side of the Art!)

Como muchos otros productores/directores de películas de serie B, Roger Corman siempre estaba ansioso por hacer caja a partir de hechos de actualidad. En el caso de La Guerra de los Satélites, ganó su particular "carrera espacial" llevándola a los cines sólo seis meses después de que la Unión Soviética lanzase el Sputnik 1 y pusiera histérico al así llamado "Mundo Libre". El resultado contiene mucha más ficción que ciencia, pero es entretenido y aporta ideas intrigantes — al margen de sus fallos. La noción de un programa espacial internacional es avanzada para la época. Y el concepto de todo un Universo abriéndose ante el ser humano era inédito en 1958, fuera de círculos científico-filosóficos y ciertos foros religiosos. Se pueden encontrar elementos que anticipan tramas de Star Trek, al igual que ideas desarrolladas en episodios de Más Allá del Límite.


La Guerra... se beneficia de una buena actuación de Richard Devon como doctor Van Ponder, así como del enérgico Dick Miller en uno de sus raros papeles protagonistas. La hermosa Susan Cabot, actriz del método, parece más perdida con su personaje carente de motivaciones y la absoluta falta de tiempo para ensayos; se dice que la película fue escrita y producida en menos de ocho semanas, con apenas diez días dedicados al rodaje en sí. Por otra parte, cuenta con una dosis de efectos visuales insólita en las obras de Corman. El trabajo de los coproductores Block y Rabin, en colaboración con Louis DeWitt, es inferior al precedente de Kronos, pero digno considerando el presupuesto de la película (70.000 dólares) y en ocasiones sorprendentemente eficaz. Destacan el imaginativo recurso de la imagen en negativo para mostrar los efectos de la radiación y algunos planos de pinturas sobre vidrio. En cambio, los modelos y escenarios son terribles.

Un mensaje de la Nebulosa Espiral Gamma advierte a los habitantes de la Tierra que cualquier intento de enviar un hombre al espacio supondrá la aniquilación de la Humanidad. A pesar de las amenazas, unas obstinadas Naciones Unidas piden al eminente doctor Pol Van Ponder que siga adelante con su Proyecto Sigma. El investigador sufre un "accidente" de automóvil y se anuncia su muerte. Pero, justo antes del lanzamiento del primer cohete, el supuestamente muerto científico — en realidad su doble alienígena — reaparece para tratar de cancelar el vuelo. A pesar de las sospechas del ingeniero Dave Boyer, viaja al espacio junto a su ayudante Sybil Carrington y el doctor Howard Lazar. Durante el ensamblaje de los componentes del satélite, el falso Van Ponder hace todo cuanto puede para sabotear la misión...

Dave sospecha de Van Ponder, sin pruebas (foto: MovieMem)

El doble alienígena experimenta algo desconocido — ¡sentimientos! (foto: MovieMem)

Se descubre al intruso (en los años 1950 era común volar al espacio portando armas de fuego) (foto: MovieMem)

Trailer de la película (vídeo: YouTube)

War of the Satellites (1958) on IMDb


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