Volver a empezar
Mundo sin Fin es un largometraje de 1956 dirigido por Edward Bernds a partir de un guión escrito por él mismo. Fue producido por Richard Heermance para la modesta Allied Artists (sucesora de Monogram Pictures); a pesar de ello, se trata de una de las primeras películas de ciencia-ficción rodadas en CinemaScope y Technicolor, además del primer film estadounidense que desarrolla el tema del viaje en el tiempo. Lo protagonizaron Hugh Marlowe, Nancy Gates, Nelson Leigh, Rod Taylor, Shawn Smith (nombre de casada de Shirley Patterson) y Lisa Montell. En la historia, una nave espacial que vuelve de la primera misión a Marte atraviesa una extraña anomalía cósmica y acaba estrellándose en un planeta desconocido. Gradualmente los tripulantes comprenden que han llegado a una Tierra del siglo XXVI devastada por la guerra atómica.
Póster de la película (foto: Wikipedia)
Ésta fue una película ambiciosa para el estudio, cuya experiencia previa se ceñía a seriales y películas de serie B. No sólo fue filmada en color, sino que buena parte del rodaje se realizó en exteriores (en el conocido Rancho Iverson). Leith Stevens escribió una banda sonora de gran nivel. Aun así, la productora reutilizó imágenes de la anterior Vuelo a Marte (1951) para reducir costes — y a su vez Bernds emplearía material de Mundo sin Fin en la sin par La Reina del Espacio Exterior (1958). Junto a La Guerra de los Mundos (1953), Regreso a la Tierra (1955) y Planeta Prohibido (1956), "dignificó" el género al acercarlo al gran público.
El escenario postapocalíptico de Mundo sin Fin debe mucho a H. G. Wells. Los mutantes deformes que tiranizan a los decadentes humanos civilizados recuerdan a los Eloi y Morlocks de La Máquina del Tiempo (y por ello fue interpuesta una demanda; curiosamente, Rod Taylor protagonizaría en 1960 la adaptación El Tiempo en sus Manos), así como al enfrentamiento entre sofisticados tecnócratas y brutales señores feudales de La Forma de lo que Vendrá. Por otra parte, la premisa de los astronautas que regresan a un mundo futuro caído en la barbarie se adelanta varios años a El Planeta de los Simios. Una diferencia significativa es la optimista visión del porvenir en Mundo sin Fin; en esta segunda oportunidad, la raza humana intentará hacer las cosas bien. La "civilización perdida" subterránea, eso sí, no se libra de algunos clichés de la época, incluyendo hermosas princesas, malvados consejeros y torvos personajes acechando detrás de cada esquina.
La primera astronave que alcanza el Planeta Rojo vuelve a la Tierra, pero cae en un inexplicable fenómeno espacial que la acelera a una velocidad inmensa y deja inconscientes a sus cuatro tripulantes. Cuando recobran el sentido, se hallan en un planeta al que finalmente reconocen como la Tierra — en un lejano futuro. Tras ser perseguidos por horribles "Mutados" con un solo ojo, encuentran supervivientes de la agonizante civilización humana que ahora subsiste bajo tierra. Descubren que están en 2508, casi 400 años después de que una guerra atómica haya asolado el planeta. El oficial científico John Borden se enamora de Garnet, hija del líder Timmek — hecho que enfurece al consejero Mories, quien siempre había pensado que algún día ella sería suya. Mories trata de volver a su gente contra los intrusos, pero cae víctima de sus propias maquinaciones. Sabiendo por Deena, rescatada de la superficie años atrás, que los miembros de su pueblo son humanos normales cruelmente esclavizados por sus amos deformes, los viajeros del espacio y el tiempo se enfrentan a los Mutados y reclaman la Tierra para la Humanidad.
Se pierde el contacto con el cohete MRX (foto: TCM)
Los Mutados atacan a una desprevenida tripulación (foto: TCM)
¡Capturados! (foto: TCM)
Garnet y un Cíclope (foto: TCM)
Los hombres del siglo XX al rescate (foto: TCM)
En el diseño del vestuario intervino el legendario Alberto Vargas (foto: TCM)
Escena de la película (vídeo: YouTube)
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