Blog Ficticio: El Satélite Infernal

Maniobras militares en el espacio

El Satélite Infernal (así se tradujo en algunos países de Hispanoamérica el título original Satellite in the Sky) es una película de 1956 dirigida por Paul Dickson y con ambiciosos efectos especiales de Walter Joseph "Wally" Veevers. Éste fue el primer film británico de ciencia-fición rodado en CinemaScope y color. Fue producido por los hermanos Edward J. y Harry Lee Danziger para Tridelta Productions, y distribuido por Warner Bros. John Mather, J. T. McIntosh y Edith Dell escribieron el guión. La trama relata cómo Gran Bretaña lanza una nave espacial con la misión de orbitar la Tierra y probar una nueva arma, pero algo sale mal y las vidas de todos los que se encuentran a bordo corren peligro. En el reparto aparecen Kieron Moore, Lois Maxwell, Donald Wolfit y Bryan Forbes.

Póster de la película (foto: Wrong Side of the Art!)

Satellite in the Sky representó la primera obra de ficción del documentalista Paul Dickson. No es sorprendente por ello que muchos la tengan por una película seria y rigurosa pero poco emocionante (compartiendo algunos de los peores fallos de La Conquista del Espacio). A pesar de su correcta producción y de una importante campaña publicitaria en el momento de su estreno, la película recibió en su mayor parte críticas desfavorables y se comportó en taquilla peor de lo que había previsto la distribuidora. Desde entonces se ha emitido por televisión en raras ocasiones y es una desconocida para el gran público.

Tras el éxito de las pruebas iniciales, el cohete Stardust despega de Inglaterra para convertirse en el primer satélite espacial tripulado. El gobierno encomienda secretamente al comandante Michael Haydon y sus hombres detonar en el espacio una nueva y devastadora bomba de tritonium inventada por el casi maníaco profesor Merrity (quien los acompaña en el vuelo). Una vez abandonan la atmósfera terrestre, Haydon descubre que han sido abordados por un polizón: la combativa reportera antibelicista Kim Hamilton. La situación se vuelve ominosa cuando, al lanzar la bomba, ésta queda adherida magnéticamente a la cola del cohete. La tensión crece mientras la tripulación — y Kim — luchan contra el tiempo para librarse del mortal ingenio o desactivarlo antes del final de su cuenta atrás.