Una no es suficiente
La Venganza de Frankenstein fue la continuación de La Maldición de Frankenstein, estrenada en 1958 tan sólo trece meses después de ésta. Para hacerla Hammer Film Productions recurrió prácticamente a todo el equipo original: el productor Anthony Hinds, el director Terence Fisher y el guionista Jimmy Sangster (quien publicaría una novelización de la película bajo el seudónimo de Hurford Janes). Otros hombres clave del estudio fueron Jack Asher como responsable de la suntuosa y atmosférica fotografía en color, Bernard Robinson como director artístico creador de un convincente diseño de producción — a pesar de ciertas limitaciones presupuestarias — y Phil Leakey como maquillador. En el reparto repite Peter Cushing en el papel principal, bien acompañado por Francis Matthews, Eunice Gayson y Michael Gwynn. Leonard Salzedo compuso la banda sonora. El film sería distribuido por Columbia Pictures..
Póster de la película (foto: Wrong Side of the Art!)
Esta primera secuela de La Maldición de Frankenstein se rodó en los Estudios Bray al mismo tiempo que Drácula, otro film de Fisher protagonizado por Christopher Lee y Peter Cushing, y ambas películas compartieron decorados además de equipo técnico y artístico. Si bien el arrollador éxito de la adaptación de la novela de Mary Shelley llevó a producir una segunda parte, también hizo que Lee diera el salto a papeles más importantes y ya no participase en el proyecto. Cushing compensa su ausencia con una magistral interpretación del personaje principal, captando todas sus contradicciones, y arreglándoselas para ser sutil o sobreactuado sin dejar de resultar creíble. Le ayuda sobremanera el patético monstruo Karl de Gwynn y el sagaz doctor Kleve de Matthews. El guión renuncia a dar tópicas lecciones morales; por el contrario, está repleto de toques inteligentes que el director materializa en una soberbia combinación de ironía y pura manipulación.
Considerada por algunos la mejor película sobre Frankenstein, La Venganza... puede no obstante ser una decepción para aquellos que identifican dicho nombre con el monstruo y no con el científico que lo creó. También pueden tener problemas quienes no estén a gusto con el toque gore de la Hammer: tal fue el caso de los redactores del Daily Telegraph que sugirieron al Consejo Británico de Censores de Películas que la incluyese en una nueva categoría especial — "Sólo para Sádicos". Aunque ejecutivos del estudio aseguraron al Consejo que un plano especialmente conflictivo (el de Frankenstein vertiendo el cerebro de Karl de una cacerola a un tarro) había sido suprimido del montaje final, la escena está presente en todas las copias conocidas. Ajena a esta polémica, Columbia no vaciló en distribuirla en los Estados Unidos con la aterradora La Noche del Demonio (1957).
En la villa centroeuropea de Carlsbruck el forastero doctor Stein abre un hospital de caridad. Nadie sospecha cuando sus depauperados pacientes pierden miembros en operaciones de urgencia — nadie, excepto un joven rival, el doctor Hans Kleve. Tras amenazar a Stein con exponerlo como el fugitivo de la justicia que es realmente (el barón Victor Frankenstein, salvado de la guillotina en el último momento por sus partidarios), Kleve es persuadido para convertirse en su socio. Los doctores planean trasplantar el cerebro de su deforme esbirro Karl en una criatura sintética perfeccionada; pero el experimento está lejos de ser un éxito.
Karl ansía un nuevo cuerpo (foto: Dictionary of Hammer Horror)
El experimento en su fase final (foto: Island of Terror)
El confiado "doctor Stein" (foto: Dictionary of Hammer Horror)
Un gran triunfo — aparentemente (foto: Island of Terror)
Un desesperado Karl irrumpe en el baile (foto: Dictionary of Hammer Horror)
La enfermera Margaret escucha atónita una impensable revelación (foto: Dictionary of Hammer Horror)
La película no escatima truculencias (foto: Island of Terror)
Frankenstein se convierte en su propia creación (foto: Island of Terror)
Trailer de la película (vídeo: YouTube)
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