lunes, 15 de junio de 2015

El Niño Invisible

El regreso de Robby


El Niño Invisible, también conocida como El Chico Invisible o S.O.S. Spaceship, es una película estadounidense de ciencia-ficción de 1957, producida por Nicholas Nayfack para Metro-Goldwyn-Mayer y dirigida por Herman Hoffman. Se trata de la segunda aparición cinematográfica de Robby el Robot, el personaje que atraía todas las miradas en Planeta Prohibido (estrenada el año anterior). El argumento insinúa que este robot es el mismo que fabricó Morbius en el siglo XXIII; de algún modo Robby viaja hacia atrás en el tiempo hasta los años 1950, lo que convierte a la película en una secuela muy peculiar de Planeta Prohibido. Completan el elenco el niño Richard Eyer, Philip Abbott, Diane Brewster, Harold J. Stone y Robert H. Harris. El guión de Cyril Hume se basa en un relato de Edmund Cooper publicado en el Saturday Evening Post, el cual combina con inconfundible espíritu naïf una inteligencia artificial hostil, el control mental, una invasión desde el espacio y la invisibilidad.

Póster de la película (foto: Wikipedia)

Del clásico Planeta Prohibido repiten el guionista Hume y el productor Nayfack, quien deseaba aprovechar la gran popularidad de Robby — así como amortizar el astronómico coste de la creación de Robert Kinoshita. Desde el punto de vista económico no le fue mal: según M-G-M, el film costó 384.000 dólares y recaudó 840.000 en todo el mundo. Para los críticos, sin embargo, es difícil decir si El Niño Invisible es una película buena o mala. Extrañamente cursi, a veces de manera intencionada, con numerosas incoherencias, dirigida sin la menor inspiración, y aun así asombrosamente sagaz, sofisticada y hasta irresistible en algunos de sus conceptos. Es al mismo tiempo un cuento sobre las aventuras de un niño travieso y una reflexión acerca de los peligros de la ciencia cuando ésta escapa al control del hombre. En particular, la noción de una supercomputadora que trata de apoderarse del mundo se anticipa en muchos años a títulos como Colossus: el Proyecto Prohibido (1970) o Terminator (1984). Como todo buen cuento infantil, esta inocente historia para toda la familia esconde un reverso muy tenebroso, que sitúa al pequeño Timmie al borde de un final horripilante.

Richard Eyer interpreta su papel con gran naturalidad, evitando resultar empalagoso incluso donde el guión se lo pone más fácil. El resto del reparto es más bien inexpresivo, sin mirar dos veces al robot del siglo XXIII que se pasea por laboratorios, oficinas o la misma casa de Timmie — un robot montado por un crío de diez años. Este inefable surrealismo recuerda a películas como Invasores de Marte y atrapa a los espectadores más jóvenes con especial eficacia. En su propio estilo modesto, El Niño Invisible es sin duda una fascinante muestra de la cultura pop de su tiempo.

El severo doctor Tom Merrinoe dirige el Instituto de Matemáticas Stoneman, un centro de investigación del más alto nivel cuyos recursos incluyen a la gigantesca Súper-Computadora. Actualmente colabora con los militares para poner en órbita una estación espacial vital para la seguridad de la nación. Pero en su hogar la vida es menos satisfactoria. Su hijo de diez años Timmie está más interesado en hacer diabluras que en estudiar, y ni él ni su amante esposa Mary pueden motivarlo para que aprenda las matemáticas más básicas. Exasperado, el padre lleva a Timmie al Instituto para mostrarle la importancia de su trabajo. Cuando el niño se queda a solas en el laboratorio, el cerebro electrónico implanta una sugestión posthipnótica en su mente. De repente Timmie adquiere asombrosas habilidades para el ajedrez, las matemáticas y la electrónica. Su primera tarea consiste en ensamblar las piezas de un robot que el doctor Merrinoe y sus colegas han arrinconado como un montón de chatarra; según el difunto predecesor de Merrinoe, la máquina — llamada Robby — y sus planos proceden del siglo XXIII, algo puesto en duda por los científicos. Pronto Robby es el mejor compinche del niño en sus bromas y aventuras, proporcionándole incluso un medio para hacerse invisible y así evitar los castigos. Pero tras el inocente entusiasmo con que ayuda al niño, el hombre mecánico parece estar obedeciendo dos tipos de órdenes: unas de Timmie, y otras, mucho más insidiosas, de la Súper-Computadora...

Timmie devuelve la "vida" a Robby (foto: TCM)

Robby atraviesa una lluvia de balas, granadas de bazooka y fuego de lanzallamas (foto: TCM)

A punto de hacer invisible al muchacho (foto: TCM)

Se desvelan los planes de la Súper-Computadora (foto: TCM)

El general Swayne presiona al doctor Merrinoe (foto: TCM)

Los Merrinoe, indefensos ante el enloquecido cerebro electrónico y su esbirro mecánico (foto: TCM)

Trailer de la película (vídeo: YouTube)

The Invisible Boy (1957) on IMDb


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