lunes, 30 de marzo de 2015

Viaje al Centro de la Tierra

Geología improbable


Viaje al Centro de la Tierra es una película de aventuras y "ciencia-ficción victoriana" de 1959 en la que Walter Reisch y el legendario guionista Charles Brackett adaptan muy libremente la novela de Jules Verne de 1864. Fue producida por el mismo Brackett para Cooga Mooga Film Productions, en asociación con Joseph M. Schenck Enterprises, y distribuida por Twentieth Century-Fox. El director fue Henry Levin. En el reparto figuran James Mason, Pat Boone, Arlene Dahl, Peter Ronson, Thayer David, Bob Adler, Alan Napier y Diane Baker. Destaca enormemente la magnífica banda sonora del gran Bernard Herrmann, en uno de sus trabajos más infravalorados; el popular crooner Pat Boone interpreta asimismo un par de canciones que no aparecen demasiado fuera de lugar.

Póster de la película (foto: TCM)

Viaje al Centro de la Tierra fue una producción muy ambiciosa, con un presupuesto cercano a los tres millones y medio de dólares. Algunas de las secuencias subterráneas fueron rodadas en el Parque Nacional de las Cavernas de Carlsbad, Nuevo México. Otras localizaciones incluyeron el Cráter Amboy y Sequit Point, ambas en California, así como la ciudad escocesa de Edimburgo. Los fascinantes decorados se complementan con buenos efectos visuales; para crear los monstruos antediluvianos se utilizaron iguanas y lagartos convenientemente "caracterizados", a los cuales se filmó con cámaras de alta velocidad para insertarlos en la escena mediante retroproyección.

Aunque en la novela de Verne no había ni heroínas ni villanos, Brackett sabiamente añadió ambos elementos a su película. El film se aparta del libro en muchos otros aspectos (sobre todo argumentales), con considerables dosis de suspense y romance, cierto tono autoparódico, y una panoplia de personajes más variada. El guión deja de lado la mayor parte del contenido científico de la novela, que en 1959 estaba completamente desfasado; en cambio, logra dotar a la película de su propia lógica, evitando que las situaciones más inverosímiles resulten risibles en las profundidades de un mundo de maravillas. A ello contribuye oportunamente James Mason con una interpretación enérgica y divertida del distraído profesor Oliver Lindenbrook.

Como prueba de que los productores conocían bien al público, Viaje al Centro de la Tierra ingresó unos diez millones de dólares sólo en los Estados Unidos. También ha sido, en general, bien tratada por la crítica, que la considera una entretenida y emocionante película para toda la familia. El film fue nominado para tres Premios de la Academia: Mejor Dirección Artística, Mejores Efectos Especiales y Mejor Sonido. Años después 20th Century-Fox coproduciría junto a Filmation una serie de dibujos animados basada en él.

Universidad de Edimburgo, 1880. Colegas y estudiantes felicitan al profesor de Geología Oliver S. Lindenbrook por su reciente nombramiento como caballero. Uno de sus alumnos más brillantes, Alec McKuen, le regala un interesante pedazo de lava; al examinarlo encuentra en su interior una plomada con un mensaje de Arne Saknussemm, un explorador islandés desaparecido siglos atrás mientras buscaba el camino hacia las entrañas de la Tierra. El profesor informa de su hallazgo al geólogo sueco Peter Goetabaug antes de organizar una expedición, pero éste decide quedarse con toda la gloria. Lindenbrook y Alec le siguen hasta Islandia, donde encuentran envenenado a Goetabaug. A regañadientes, unen sus fuerzas con Carla, la viuda del sueco, y junto al guía nativo Hans Belker (y su amada pata Gertrude) descienden por el cráter del extinto volcán Snaeffels... sin saber que el misterioso asesino de Goetabaug marcha tras ellos. Por delante tienen descubrimientos asombrosos — y peligros inimaginables.

El profesor Lindenbrook y Alec hallan el mensaje de Saknussemm (foto: MundoDVD)

La sombra del Monte Scartaris ha marcado la entrada al centro de la Tierra (foto: MundoDVD)

El fósil anticipa lo que espera a los audaces viajeros (foto: MundoDVD)

Rocas fosforescentes hacen innecesarios los aparatos de iluminación Ruhmkorff (foto: MundoDVD)

El bosque de hongos gigantes (foto: MundoDVD)

Los exploradores deben huir de la ciudad perdida de Atlantis antes de que los sepulte una erupción volcánica (foto: MundoDVD)

Trailer de la película (vídeo: YouTube)

Viaje al centro de la tierra (1959) on IMDb


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lunes, 23 de marzo de 2015

Los Bárbaros Invaden la Tierra

Demandas inaceptables


Los Bárbaros Invaden la Tierra es una película japonesa de 1957 en color dirigida por Ishirō Honda y producida por Tomoyuki Tanaka para los Estudios Toho. El film, cuyo título en japonés 地球防衛軍/Chikyū Bōeigun significa literalmente "Fuerza de Defensa de la Tierra", fue distribuido en los Estados Unidos como The Mysterians (inicialmente por RKO Radio Pictures y, cuando ésta cesó sus actividades, por Metro-Goldwin-Mayer). El guión de Takeshi Kimura se basa en una historia original bastante pintoresca de Jōjirō Okami adaptada por Shigeru Kayama. En ella se relata cómo una raza extraterrestre llega a la Tierra y solicita un lugar donde establecerse pacíficamente, pero pronto quedan al descubierto sus verdaderas intenciones: invadir el planeta y secuestrar a mujeres humanas. En el reparto aparecen Kenji Sahara, Yumi Shirakawa, Momoko Kōchi, Akihiko Hirata, Takashi Shimura, Susumu Fujita, Hisaya Itō, Yoshio Kosugi, Fuyuki Murakami, Tetsu Nakamura y Yoshio Tsuchiya. Los efectos especiales — excelentes para la época — fueron obra del conocido Eiji Tsuburaya, mientras que Akira Ifukube compuso la banda sonora.

Póster de la película (foto: FilmAffinity)

Los Misterianos, como también se la ha llamado, destaca técnicamente por tratarse de la primera película del género tokusatsu rodada en el sistema panorámico Tohoscope, así como de la primera producción de Toho con sonido estereofónico Perspecta. El argumento toca uno de los temas recurrentes del director Honda, a saber, los negativos efectos de las armas nucleares; los invasores alienígenas proceden de un planeta destruido por las bombas atómicas y sufren ellos mismos las consecuencias de la radiación. Para algunos, el film también alude veladamente a la presencia — no deseada — de fuerzas americanas en suelo japonés. Al principio la historia no contenía referencia alguna a un monstruo. La inclusión de Moguera fue una idea de última hora, ya que el productor Tomoyuki Tanaka pensó que el film necesitaba un kaijū. Los bocetos iniciales mostraban a una criatura mitad topo y mitad reptil, pero Honda lo rediseñó como un monstruo mecánico para remarcar el poder tecnológico que poseían los Misterianos.

Póster de la versión estadounidense (foto: Wrong Side of the Art!)

La crítica local no se mostró entusiasmada con Los Bárbaros... cuando se celebró el estreno estadounidense. El pobre doblaje al inglés fue culpable en parte — como en anteriores producciones de Toho. No obstante, MGM conseguiría un beneficio de 58.000 dólares con la película, que en Japón dio lugar a la secuela Batalla en el Espacio Exterior (1959). Su influencia se puede ver en innumerables ejemplos de cine, manga y anime que presentan a heroicos defensores de la justicia disfrazados enfrentándose a malvados supervillanos, a menudo con ambos bandos recurriendo a colosales robots de combate. Los coloridos uniformes de los Misterianos se perpetuarían con variaciones menores en superhéroes que van desde el clásico Ultraman a los mediocres Mighty Morphin Power Rangers.

Cerca del Monte Fuji suceden cosas extrañas. A un misterioso incendio forestal le sigue un devastador terremoto, y luego aparece un gigantesco robot que lo destruye todo a su paso. Cuando finalmente las Fuerzas de Autodefensa Japonesas lo neutralizan, sus restos revelan que ha sido fabricado con un material desconocido. Poco después el enigma aumenta cuando del interior de la tierra emerge una inmensa cúpula. La estructura alberga a los Misterianos, una avanzada raza alienígena cuyo planeta Misteroide (originalmente situado entre Marte y Júpiter) explotó cien mil años atrás a consecuencia de una guerra nuclear, la cual también dejó deforme y estéril a casi toda la población superviviente. Los Misterianos piden una pequeña porción de terreno y el derecho a emparejarse con las núbiles terráqueas para mantener viva su especie. Sin embargo, pronto se descubre que los alienígenas no sólo son responsables de haber enviado al mortal robot Moguera, sino que ya han capturado a tres terrícolas...

El destructor robot Moguera (foto: Mondo 70)

La cúpula de los invasores en las cercanías del Monte Fuji (foto: Mondo 70)

La nueva aeronave de la Clase Alpha, esperanza de los terrícolas (foto: Mondo 70)

Secuestrando jóvenes fértiles (foto: Mondo 70)

Los Misterianos se sienten invencibles (foto: Mondo 70)

Ataque desde el interior (foto: Mondo 70)

Trailer de la película (vídeo: YouTube)

Los Misterianos (1957) on IMDb


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lunes, 16 de marzo de 2015

La Mosca

Una vez fue tan humana como usted y como yo


En 1958 se estrenó La Mosca, una película de ciencia-ficción/terror con dirección de Kurt Neumann y producción de éste junto a Robert L. Lippert, que distribuyó la major 20th Century-Fox (acompañada de X-7 El Rey del Espacio). El guión, con momentos verdaderamente aterradores, fue obra de James Clavell (su primer trabajo para el cine), a partir de una historia corta del mismo título escrita por George Langelaan y publicada en la revista Playboy. Fue seguida por dos secuelas: El Regreso de la Mosca (1959) y La Maldición de la Mosca (1965). Asimismo, en los años 1980 se rodó un remake y la correspondiente segunda parte. El reparto incluye a David (acreditado como «Al») Hedison, Patricia Owens, Vincent Price y Herbert Marshall. Paul Sawtell compuso la banda sonora.

La historia retrata en un largo flashback la evolución en la vida de un científico desde una situación idílica a otra de horror extremo (por «desafiar la fuerza suprema del universo»). El film fue muy bien recibido por crítica y público, constituyendo un enorme éxito de taquilla — tres millones de dólares sólo en los Estados Unidos; también fue nominado a un Premio Hugo a la Mejor Representación Dramática.

Póster de la película (foto: FilmAffinity)

La Mosca es uno de los mejores films de elevado presupuesto (unos 500.000 dólares) de este género rodados en los años 1950, y su impacto e influencia se dejan sentir hoy en día. Aunque el paso del tiempo la ha dotado de cierta pátina cursi — como a la mayor parte de dichas películas — todavía se conserva sorprendentemente bien. Vincent Price, siempre dispuesto a dar categoría a una historia menor, interpreta su papel con mucha seriedad, para beneficio de la película. Si bien David Hedison y Patricia Owens no van mucho más allá de los convencionales "científico dedicado que intenta dominar fuerzas que escapan a su control" y "amante pero preocupada esposa", ambos lo hacen con eficacia. Por idea del director Kurt Neumann, Owens, quien tenía fobia a los insectos, no vio a la criatura del título hasta el momento de descubrirla ante la cámara.

La realización de Neumann es infinitamente más sutil que la del remake, insinuando al principio un horrendo secreto que se va revelando con creciente desasosiego hasta el espeluznante final. Visualmente, La Mosca está varios niveles por encima de la típica producción de Sci-Fi de la época; el trabajo de cámara de Karl Struss saca partido del color y la pantalla ancha con sobria inteligencia (con hallazgos como el plano subjetivo que muestra a través de la visión facetada de la mosca a una histérica Helene), y los efectos de maquillaje de la Mosca Humana aún provocan sobresaltos. Desgraciadamente, Neumann no disfrutaría del éxito de su obra: murió por causas naturales poco antes del estreno oficial.

Después de que su marido, el industrial canadiense André Delambre, sea aplastado hasta la muerte en una prensa mecánica, su esposa Helene confiesa a su cuñado François Delambre y al inspector Charas lo sucedido en los meses previos. El matrimonio está muy enamorado y con su pequeño hijo forman una familia muy feliz. André está experimentando con la teleportación, es decir, transportando materia de un punto a otro por medio de su desintegración al nivel atómico y la recomposición en un receptor a cierta distancia. El sistema tiene algunos fallos — parece funcionar con objetos inanimados, pero su gato desaparece cuando intenta teleportarlo. Un día cree haber resuelto todos los problemas de su invento y decide intentar teleportarse a sí mismo. Cuando una mosca penetra en el aparato con André, surge el desastre. Helene descubre un secreto de pesadilla y tiene que enfrentarse a lo impensable...

Informan a François de la trágica noticia (foto: DVDBeaver)

Nada turba la felicidad del matrimonio Delambre... (foto: DVDBeaver)

... hasta que los experimentos de André se convierten en una obsesión (foto: DVDBeaver)

El laboratorio (foto: DVDBeaver)

Helene desenmascara a su esposo (foto: DVDBeaver)

«¡Ayuda! ¡Ayuda!» (foto: DVDBeaver)

Trailer de la película (vídeo: YouTube)

La mosca (1958) on IMDb


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lunes, 9 de marzo de 2015

El Ser del Planeta X

Llegan visitantes


El Ser del Planeta X es una película estadounidense dirigida por Edgar G. Ulmer en 1951. Producida por los mismos autores del guión, Aubrey Wisberg y Jack Pollexfen, contó con un minúsculo presupuesto de 51.000 dólares y logró recaudar 1.200.000 en taquilla — un buen negocio para la distribuidora United Artists. Charles Koff compuso la música y sus protagonistas fueron Robert Clarke, Margaret Field, William Schallert y Raymond Bond; aunque existen diversos rumores, la identidad del actor que dio vida al personaje del título sigue siendo un misterio. La historia cuenta cómo una nave espacial procedente del recién descubierto "Planeta X" desciende en una solitaria isla escocesa. Su enigmático ocupante viene a tomar contacto con terrícolas amistosos — pero las cosas no son lo que parecen.

Póster de la película (foto: Wrong Side of the Art!)

El rodaje de El Ser del Planeta X se completó en seis días. Con el fin de recortar gastos se emplearon decorados de Juana de Arco (1948), convenientemente envueltos en la más espesa de las nieblas para darles otro aspecto. A pesar de tantas estrecheces, Edgar Ulmer se las ingenió para hacer una elegante y eficaz película de ciencia-ficción (presumiblemente la primera del subgénero de los invasores extraterrestres), con una atmósfera tenebrosa que surge ya desde un afiche de indiscutible tono pulp. Desde luego el director austrohúngaro tenía experiencia en el cine: afirmaba haber trabajado como escenógrafo y ayudante de dirección en El Golem, Metrópolis y Amanecer.

Ulmer era también un veterano en la creación de suspense y tensión; tras un flashback inicial, la primera aparición del alienígena todavía puede dejar a más de uno sin respiración, no obstante su falta de realismo. Es notable que después de esta impactante secuencia los autores eligiesen la opción de mostrar al personaje no como un ser omnipotente, sino como una criatura necesitada de ayuda. Sin duda, la ambigüedad del guión es uno de los grandes aciertos de la película. En otro alarde de originalidad, el alienígena de El Ser... se comunica modulando notas musicales, idea que aparecería muchos años después en Encuentros en la Tercera Fase, mientras que su propia apariencia humanoide pero inquietantemente "no humana" se aleja marcadamente de los monstruos que poblarían las pantallas de los años 1950 y anticipa a los icónicos "grises".

La película disfruta asimismo de un buen reparto de serie B. Se dice que el actor que encarnó al extraterrestre se quejaba de su bajo salario, una situación creíble teniendo en cuenta que el cabeza de cartel Robert Clarke cobró 350 dólares por semana de trabajo.

Desde su observatorio en una remota isla de la costa de Escocia, el profesor Elliot monitoriza la órbita de un astro errante desconocido que se aproxima a la Tierra, al cual ha llamado "Planeta X". Junto a Elliot esperan Enid, su hermosa hija, y el doctor Mears, un antiguo alumno de pasado turbio. Poco después de la llegada del reportero John Lawrence, una nave se posa en los alrededores y de ella sale un extraño hombrecillo. El enviado del Planeta X viene en son de paz para preparar ulteriores aterrizajes de su especie cuando el planeta alcance el punto más cercano a la Tierra. Pero Mears desea explotar el altamente desarrollado intelecto del hombre del espacio para sus propios fines egoístas. La maldad de Mears vuelve al alienígena contra los otros terrícolas...

Enid descubre el extraño objeto caído cerca del observatorio (foto: Monsterminions)

Una de las escenas más recordadas (foto: Monsterminions)

El profesor Elliot y John no pueden creer lo que ven sus ojos (foto: Monsterminions)

Mears comienza a especular (foto: Monsterminions)

Si el alienígena no quiere colaborar, peor para él (foto: Monsterminions)

El rayo mesmérico del ser del Planeta X (foto: Monsterminions)

Trailer de la película (vídeo: YouTube)

El ser del planeta X (1951) on IMDb


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lunes, 2 de marzo de 2015

La Hora Final

Todavía hay tiempo


Rodado en plena Guerra Fría, La Hora Final es un drama de ciencia-ficción postapocalíptica distribuido por United Artists, que produjo y dirigió en 1959 Stanley Kramer con un presupuesto cercano a los tres millones de dólares. El film se basa en la novela del mismo título publicada por Nevil Shute en 1957, la cual relata una guerra termonuclear y sus inexorables consecuencias. John Paxton escribió la adaptación (con numerosos cambios que disgustaron a Shute); al contrario que en el libro, no se cargan las culpas en nadie por iniciar el conflicto, sino que se apunta a un accidente (como en la similar Punto Límite de 1964). La película cuenta con un reparto de estrellas encabezado por Gregory Peck, Ava Gardner, Fred Astaire, Anthony Perkins y Donna Anderson.

Póster de la película (foto: FilmAffinity)

La filmación tuvo lugar en la ciudad australiana de Melbourne y sus cercanías durante un período de dos meses. Se utilizó el submarino británico P423 HMS Andrew, así como recursos facilitados por la Armada Real Australiana, ya que el Departamento de Defensa estadounidense rechazó colaborar en la producción; el gobierno de los Estados Unidos criticaba la premisa de novela y película, argumentando que nunca había poseído armas nucleares suficientes para provocar la extinción de la Humanidad.

La Hora Final se estrenó simultáneamente en diecisiete ciudades de los cinco continentes, con presencia de sus actores y de numerosas personalidades políticas. A pesar de que el film no se distribuyó comercialmente en la Unión Soviética, en un hecho sin precedentes se organizó un pase especial en Moscú al que asistieron Gregory Peck y su esposa, acompañados por 1.200 dignatarios soviéticos, corresponsales de prensa y representantes diplomáticos.

El film registró unas pérdidas de 700.000 dólares. No obstante, recibió alabanzas de la crítica en su día y en años posteriores, además de concitar apoyos a muchos de sus puntos de vista. La deprimente posibilidad de un Armagedón en el que todos perdían (tratada con anterioridad en la mucho más modesta Cinco) disuadió a algunos espectadores de pasar por taquilla, pero contribuyó a que el público tomara conciencia de que el mundo podía estar encaminándose hacia su fin y abrió camino a obras como ¿Teléfono Rojo?, Volamos hacia Moscú — y hasta cierto punto Mad Max - Salvajes de Autopista. En otro orden de cosas, la canción tradicional australiana Waltzing Matilda se hizo mundialmente famosa a raíz de la película. El compositor Ernest Gold ganó el Globo de Oro a la Mejor Banda Sonora en 1960 y fue nominado para el Premio de Academia. Stanley Kramer consiguió el BAFTA al Mejor Director.

En general, se considera que La Hora Final es una obra fallida pero notablemente poderosa. Poco dado a las sutilezas cuando se trataba de filmar una de sus célebres películas "con mensaje", Kramer tiende a enfatizar en exceso el horror de la guerra atómica y con ello diluye su impacto. En cambio, cuando deja a los hechos hablar por sí mismos, el film muestra toda su crudeza, haciendo olvidar sus aspectos más tópicos y melodramáticos. Una abrumadora sensación de desolación capta perfectamente la total falta de esperanza que constituye el tema central de la historia. A la fuerza de la película contribuyen las excelentes interpretaciones.

Tras la guerra atómica global de 1964 toda forma de vida es aniquilada en el Hemisferio Norte. El submarino americano USS Sawfish encuentra refugio en Australia, hogar de los últimos supervivientes y donde la población actúa como si no pasara nada a pesar de que es cuestión de tiempo que todo el mundo sucumba al envenenamiento por radiación; algunos se lanzan a un frenesí de rebeldía sin fin, otros hacen cola esperando pacientemente las píldoras para el suicidio proporcionadas por el gobierno. El capitán Dwight Towers conoce a la inestable Moira Davidson y trata de olvidar la pérdida de su familia en el holocausto. El científico nuclear Julian Osborn sufre por la culpa. El joven matrimonio Holmes ve con incredulidad cómo se acerca el final. Cuando se detecta una débil señal de radio procedente de San Diego, Towers y sus hombres zarpan hacia allí ante la posibilidad de que las lluvias hayan limpiado la atmósfera.

Dwight y Moira (foto: HorrorNews.net)

El teniente Peter Holmes intenta que Mary comprenda el destino que les aguarda (foto: HorrorNews.net)

Preparándose para encontrar la fuente de las señales de radio (foto: HorrorNews.net)

El capitán Towers y Osborn navegan hacia el norte para verificar la existencia del Efecto Jorgensen (foto: HorrorNews.net)

Trailer de la película (vídeo: YouTube)

La hora final (1959) on IMDb


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